Podríamos definir al momento previo a una entrevista de trabajo como un conflicto. La empresa se ve en la necesidad de contratar a un nuevo trabajador y, a su vez, ese potencial nuevo trabajador tiene la necesidad de trabajar.
He ahí el elemento conflictivo, la necesidad. Ambas partes cuentan con necesidades que pretenden cubrir, las cuales se transforman más temprano que tarde en una negociación o, lo que es lo mismo, una entrevista de trabajo.
Centrémonos en el papel del potencial trabajador, es decir, tú. Como digo, el momento previo a la entrevista, ese momento en el que mirando por internet encuentras una oferta de trabajo que te interesa y en el que, tras enviar tu curriculum, consigues que te concierten una entrevista, es un conflicto. Y, como todo conflicto, podemos afrontarlo e diversas formas. Cabe destacar que estamos hablando de un conflicto positivo, pues si consigues pasar la prueba de fuego, de la que hablaremos más adelante, ambas partes saldrán ganando. Y si no, siempre se puede seguir buscando. En realidad no se pierde nada, y se puede ganar mucho.
¿Cómo afrontarlo? Fácil. Actitud positiva antes y durante la entrevista, es lo más importante porque, sin pretender que este artículo se convierta en una parrafada de autoayuda, cuentas con las aptitudes y experiencia necesarias, ya que tienes concertada una entrevista, así que… Les habrá gustado tu curriculum ¿No?.
Una vez estés con el modo positivo activado toca prepararte la entrevista.
Escríbela a modo de guía, ensayala en voz alta en el espejo pero de ningún modo la memorices, no eres un robot y el empresario en cuestión habrá escuchado una y otra vez el mismo boceto.

Pero vamos a lo importante de este artículo, las técnicas de negociación que podemos utilizar a la hora de afrontar la entrevista.
Podríamos decir que estamos ante una negociación integrativa, es decir, ambas partes deben ganar. Para ello uno tiene que estar seguro de sí mismo, firme, pero respetando la posición de “superioridad” que el entrevistador tiene en ese momento, hablar clara y concisamente respondiendo directamente a lo que se te pregunta, cuidar la posición corporal y, sobretodo, tener muy claros los objetivos que nos gustaría, los que pretendemos y los que tenemos que conseguir.
Los objetivos que nos gustaría conseguir son básicamente utópicos, posiblemente no los consigamos, pero si disparamos alto siempre tendremos un ángulo más grande en el que movernos ¿Cierto?. Esto por supuesto no quiere decir exigirle nada al entrevistador ni entrar a la entrevista con aires de prepotencia, como e dicho antes hay que ser conscientes del papel que juega cada uno en ese momento.
Es más un estado mental por así decirlo, lo cual nos lleva a los objetivos que pretendemos conseguir.
Dichos objetivos son con los que jugaremos en la entrevista, si tenemos claros estos objetivos podremos preparar ciertas estrategias argumentales que nos ayudarán a dejar claro lo que queremos durante la entrevista, vuelvo a repetir, sin exigir nada. Es más bien una hoja de ruta, para cumplir estos objetivos es para lo que queremos dicho puesto de trabajo. Por último tenemos los objetivos que tenemos que conseguir, es decir, una línea roja, de aquí no se pasa. Como he dicho al principio, el entrevistador tiene la sartén por el mango, pero de ninguna manera se pueden consentir abusos de ningún tipo y para ello es fundamental tener clara nuestra línea roja.
En lo que a la conversación se refiere, la entrevista en sí, debe estar cargada de argumentos que apuesten por la racionalidad de su contenido, se pueden endulzar con algún toque personal o ligeramente humorístico, pero que esto último sea un punto meramente anecdótico en la globalidad de la conversación.
No interrumpas y guarda bien lo silencios en el momento oportuno, que se note que quien dirige la situación es el entrevistador.
El momento clave es en el que se habla del salario, o más clave todavía, que no se hable del tema y quieras sacarlo. Se debe intentar no ser el primero en hablar de ello pero, tanto si lo sacas tu como si lo saca el entrevistador, se debe defender la remuneración que uno tiene en mente y tener muy en cuenta las línea rojas de las que hablo anteriormente.Para ello es muy importante investigar previamente a la empresa y al sector al que pertenece para ver los salarios que se están pagando por tu puesto de trabajo. Cabe destacar que si se produce una segunda entrevista no se debe sacar el tema de la remuneración, pues en la siguiente entrevista sin duda saldrá.
Una entrevista es una negociación.
En esta negociación ambas partes luchan por conseguir sus objetivos. A primera vista puede parecer que el empresario siempre tendrá siempre la sartén por el mango en la entrevista y, así es. Por tanto el posible futuro trabajador deberá valerse de una serie de estrategias para poder soportar los golpes y, en algunos casos, poder esquivarlos como si de un boxeador se tratara. Es un proceso que puede resultar tenso pero, recuerda, no pierdes nada y puedes ganar mucho.
Tras la entrevista, toca ser paciente, seguir buscando otros trabajos, llamar a la empresa de vez en cuando para saber como va el proceso y afrontar con optimismo las posibles malas noticias.
Autor: Alberto Baleriola Galindo
Alumno de 1º de Sonido para Audiovisuales y Espectáculos en Cesur Audiovisual